Delfín mular

Filo: Chordata

Clase: Mammalia

Orden: Cetacea

Familia: Delphinidae

Género: Tursiops

Especie: Tursiops truncatus

Nombres comunes: Delfín mular, delfín nariz de botella

Estado de conservación (UICN): Preocupación menor (LC)

El delfín mular es una especie de cetáceo odontoceto de la familia Delphinidae. De las más de 30 especies de delfines que existen, este es el más común y más conocido de todos ellos, debido a que en frecuencia se mantienen en cautiverio en parques zoológicos y delfinarios, ya que su naturaleza sociable y su inteligencia lo convierten en estrella de muchos espectáculos, así como en películas y programas de televisión

Características

El delfín es un ejemplo de evolución adaptativa de mamífero terrestre que adopta una forma de vida exclusivamente marina y adquiere la forma fusiforme de un pez. Tiene un aspecto robusto, puede medir entre 2 y 4 metros de longitud y pesar de 150 a 600 kilogramos, y es de color gris beige. Los machos generalmente más grandes y más pesados que las hembras. Poseen un pico corto muy marcado, que puede llegar a parecerse a una botella (lo cual le otorga su nombre de nariz de botella); sin embargo, al igual que en ballenas y otros delfines, no se trata de una nariz funcional, la cual se ha convertido en el espiráculo que poseen sobre la cabeza. El cuello es más flexible que que en otros delfines, debido a que cinco de sus siete vértebras no se fusionan como ocurre en otros, y tiene una aleta dorsal con forma de hoz o media luna. La cabeza de un delfín contiene un sustancia aceitosa que actúa como una lente acústica, así como para proteger el cráneo del animal.

Dado que estos animales no dejan de ser mamíferos, aunque acuáticos, necesitan salir a la superficie del agua a respirar a través de su espiráculo cada 5 o 8 minutos, aunque normalmente lo hacen con más frecuencia que esta. Por esta razón, y dado que su respiración es totalmente un acto voluntario, a la hora de dormir sólo desconectan un hemisferio del cerebro, mientras que el otro se mantiene activo. Este estado de vigilia se va turnando con ambos hemisferios durante los ligeros sueños o descansos que pueden permitirse. Normalmente nadan a una velocidad media de 5 a 11 km/h, aunque, a tiempos cortos pueden llegar a alcanzar perfectamente velocidades máximas de 35 km/h. 

Aunque suelen utilizar el sistema de ecolocalización, los delfines también tienen una vista aguda y sus ojos están situados a ambos lados de la cabeza. Sin embargo, su sentido del olfato es muy pobre. 

Se comunican entre ellos con los movimientos del cuerpo y con los sonidos, los cuales producen con seis sacos de aire cerca de su espiráculo. No poseen cuerdas vocales, por tanto. Cada animal tiene un sonido característica de formal, con el cual se identifica ante los demás. Se han llegado a descubrir hasta 30 tipos de sonidos distinguibles que utilizan entre ellos. 

Comportamiento

En estado salvaje, estos delfines viven de manera natural en grupos de hasta 10 o 12 individuos en formas costeras, de hasta 25 en alta mar e incluso de cientos o miles de ejemplares en periodos cortos, sobre todo en el Pacífico tropical. Estos grupos son denominados vainas, y son por lo general unidades sociales que perduran en el tiempo. El sistema social de esta especie es muy complejo y recibe el nombre de sociedad fisión-fusión, ya que sus integrantes se asocian en pequeños grupos que cambian de composición en cortos periodos de tiempo. De hecho hasta varios subgrupos se pueden unir para formar asociaciones más numerosas. Incluso, a la hora de la caza, pueden llegar a formar particulares asociaciones en función de las habilidades de cada individuo.

Se conoce a esta especie por su carácter amistoso y su infinita curiosidad. Es muy común que un submarinista sea investigado por un grupo de estos animales e, incluso, se sabe de casos en los que han rescatado a submarinistas en peligro llevándolos hacia la superficie. Este es un comportamiento que también muestran hacia los miembros de su propio grupo. Aún así, siguen siendo animales depredadores, por lo que también demuestran comportamientos agresivos. Estos incluyen luchas entre machos para el acceso de las hembras, agresiones hacia tiburones e incluso hacia otras especies más pequeñas de delfines. 

También interaccionan con otras actividades humanas, como la pesca con redes costeras y el arrastre, tratando de obtener el pescado o lo que queda atrapado en las redes. Sin embargo, esta interacción puede complicarse y dar lugar a capturas accidentales de delfines, que quedan atrapados entre las redes de pesca.

Hábitat y distribución

Habitan en los océanos templados y tropicales de todo el mundo, y sólo están ausentes en aguas polares como las del Ártico y el Antártico.

Algunas poblaciones viven más cerca de la orilla, poblaciones costeras, y otras viven más hacia el fondo, poblaciones de alta mar. En general, los individuos de las poblaciones de alta mar son más grandes, de un color más oscuro, y poseen las aletas y el pico más cortos. Estas poblaciones pueden migrar hasta 4.200 kilómetros en una temporada, pero las poblaciones costeras tienden a moverse menos. Aunque, algunas de estas últimas, hacen largas migraciones como respuesta a sucesos como El Niño.

Reproducción

La gestación en los delfines dura de 11 a 12 meses por lo general. Normalmente tienen una sola cría, que suele medir entre 0.8 a 1.5 metros de longitud y pesar entre 15 y 30 kilogramos. El amamantamiento perdura hasta el año y medio o dos de media y alcanzan la madurez sexual a los 11 años, en los machos, y a los 12, en hembras. La época de celo se produce normalmente en primavera y, durante esta, los machos compiten muy vigorosamente entre sí para demostrar su fuerza y tamaño. El periodo de reproducción se produce cada 2 o 3 años.

La esperanza de vida en delfines mulares es de cerca de 40 años en hembras, mientras que los machos rara vez viven más 30. Quizás debido a su vida es más agotadora y toma su precio.

Alimentación

La alimentación suele ser costera y basada sobre todo en una variedad de peces e invertebrados de las zonas litorales y sublitorales, como las anguilas, los calamares, los camarones y una gran variedad de peces. Sin embargo, los peces mesopelágicos y los calamares oceánicos se encuentran en la dieta de aquellos que se encuentran comúnmente alejados de la costa. La alimentación también varía con la disponibilidad de la presa.

La búsqueda de las presas se ayuda por una forma de ecolocalización similar al sónar. Ubican la localización de determinados objetos produciendo unos chasquidos y escuchando e interpretando el eco que producen. Estos chasquidos se emiten en una columna hacia el frente del delfín. El eco que se produce al chocar contra un objeto es detectado por dos aberturas pequeñas del oído detrás de los ojos y, de manera mucho más usual, se transmiten al oído interno a través de la mandíbula inferior. Cuanto más cerca esté el objeto de interés, el eco se escucha con mayor intensidad y los delfines ajustan el volumen de los chasquidos emitidos.

Los delfines no mastican el alimento, sino que se lo tragan entero. A menudo, estos animales trabajan en equipo para cazar en los bancos de peces, pero también lo hacen de manera individual.

Inteligencia

Se ha confirmado que los delfines mulares son el segundo animal más inteligente del planeta, después del ser humano y por delante de los grandes simios. Poseen un cerebro grande en comparación con su cuerpo, con un tamaño superior incluso al de los seres humanos. Poseen un lenguaje de chasquidos y silbidos cuya precisión aún no es del todo conocida y son capaces de aprender un lenguaje de gestos sencillo, mediante el cual obedecen órdenes. Son capaces de autoreconocerse en un espejo y pueden utilizar herramientas: las hembras utilizan esponjas para cubrirse el morro y protegerse a la hora de alimentarse (esta tradición se pasa de madres a crías por lo que también se confirma que son capaces de enseñar y aprender).

Gracias a estas características, los delfines mulares pueden ser entrenados para diversos fines. La marina de los Estados Unidos los entrena para detectar minas, proteger instalaciones y atacar enemigos entre otros fines. El más famoso de este ejemplo es el delfín llamado K-Dog. En algunas áreas, colaboran con los pescadores, conduciendo a los peces a las redes y capturando aquellos que consiguen escapar.

Amenazas y conservación

Sus principales amenazas, aunque no se trate de una especie en peligro de extinción, son las pescas con redes a la deriva, la contaminación y los trastornos acústicos producidos por las embarcaciones.

Otra amenaza grave es la que ocurre en Taiji (Japón) todos los años, hasta 2.300 ejemplares son capturados y matado para el consumo de su carne, aunque esta no es óptima para el consumo humano por la gran cantidad de metales pesados que contiene. Entre ellos el mercurio, por lo que también cada mucho mucha gente es intoxicada después de alimentarse de la carne de delfín. Además, muchos de estos animales son matados de forma inadvertida como consecuencia de la pesca de atún.

Las poblaciones de delfín mular del Mar del Norte, el Mar Báltico, el Mar Mediterráneo y el Mar Negro figuran en el Apéndice II de la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS), ya que tienen un desfavorable estado de conservación o que se beneficiarían significativamente de la cooperación internacional organizada por los acuerdos. La especie está cubierta por el Acuerdo sobre los Pequeños Cetáceos del Mar Báltico, Atlántico Noreste, Irlanda y el Mar del Norte (ASCOBANS), el Acuerdo sobre la Conservación de los Cetáceos en el Mar Negro, el Mar Mediterráneo y la Zona Atlántica Contigua (ACCOBAMS), el Memorándum de Entendimiento para la Conservación de los Cetáceos y sus Hábitats en la Región de las Islas del Pacífico y el Memorándum de Entendimiento Sobre la Conservación de Manatíes y Pequeños Cetáceos del Oeste de África y la Macaronesia.

Filogenia
Todos los delfines mulares se conocían como Tursiops truncatus pero recientemente el género se ha dividido en dos: Tursiops truncatus y Tursiops aduncus.

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