domingo, 27 de enero de 2013

Guacamayo rojo

Filo: Chordata
Clase: Aves
Orden: Psittaciformes
Familia: Psittacidae
Género: Ara
Especie: Ara macao
Nombre común: Guacamayo rojo, guacamayo bandera, lapa colorada, lapa roja.
Estado de conservación: Preocupación menor (LC)







El guacamayo rojo es un ave de gran tamaño y colorida perteneciente a la familia de los loros o Psittacidae. Su distribución abarca un extenso territorio, desde los bosques húmedos tropicales del sur de México hasta el Noreste de Bolicia, de 0 a 1000 metros sobre el nivel del mar. La distribución de su hábitat y su captura para el comercio han contribuido a la disminución de sus poblaciones, y ha desaparecido de algunas de sus áreas de distribución originales. Tanto es así, que se encuentra extinta en estado salvaje en El Salvador.


Taxonomía y etimología
El guacamayo rojo se clasifica en la familia de las psitácidas, cuyos miembros se distinguen por sus picos curvados y su gran capacidad craneal que les dota de una inteligencia superior a la de otras aves. Esta especie se subdivide, a su vez, en dos subespecies:

  • Ara macao cyanoptera, que habita en la zona de Mesoamérica, entre México y Honduras.
  • Ara macao macao, cuya distribución abarca desde Costa Rica hasta Brasil.
En la lengua maya se le conoce con los nombres de "moo", "x-op" y "ah-k'ota", en quiché como "caquix" y en tzeltal como "xcchc pan" o "xoua can mut"; mientras que en náhuatl se le llama "alo". Algunos nombres comunes con los que se le conoce en América latina y particularmente Sudamérica son paraba siete colores, arará, guacamaya bandera y guacamaya escarlata.

Descripción
Es un ave de gran tamaño, y su peso ronda los 1000 gramos y su longitud total los 90 centímetros. Estas características la colocan como la cuarta ave de mayor tamaño entre las 17 especies de su género. Gran parte de su longitud se la debe a su cola, que puede llegar a medir hasta 53 centímetros como promedio; es decir, más que su propio cuerpo. Las alas pueden alcanzar una longitud promedio de 41 centímetros.

Su plumaje es vistoso y colorido, predominantemente de color rojo escarlata. Las plumas coberteras mayores y medias de las alas son amarillas, aunque las puntas son verdes en la subespecie Ara macao macao y azules en la Ara macao cyanoptera. Las remeras, así como las coberteras inferiores del obispillo, del dorso y de la parte superior e inferior de la cola son azules. La parte inferior de la cola y de las alas es de color rojo anaranjado, más claro que el plumaje escarlata predominante.

El pico es ganchudo y se compone de dos partes. La superior es la más grande y es de color hueso, aunque tiene unas pequeñas marcas negras a cada lado de la región donde se une con la cabeza. La inferior es de color negro, al igual que la lengua. 

Los ojos son pequeños y redondos y se encuentran en los laterales de la cabeza. El iris es de color café claro en ejemplares jóvenes, pero se vuelve amarillo al alcanzar la madurez. Alrededor de los ojos poseen una zona de piel de color blanquecino que, aparentemente, está desnuda, aunque en realidad está parcialmente cubierta por pequeñas plumas rojizas casi imperceptibles. 

Sus patas tienen cuatro dedos, dos hacia delante y dos hacia atrás, y son de color gris oscuro.

Morfológicamente es muy similar al guacamayo aliverde; sin embargo, se diferencian en que el guacamayo rojo tiene manchas amarillas en sus alas; mientras que en el primero estas manchas son totalmente verdes. Del mismo modo, el guacamayo aliverde presenta unas líneas rojas delgadas en la parte blanca desplumada de su cabeza; mientras que el guacamayo rojo carece de estas líneas, y el tinte del color de su plumaje es de un tono más oscuro que el del guacamayo rojo.

La especie muestra dimorfismo sexual, pues las hembras son más pequeñas y su pico es más encorvado, grueso y corto. Aún así, es difícil determinar su sexo a simple vista y la única manera fiable de reconocerlo es a través de pruebas de ADN.

Comportamiento
Es un animal de hábitos diurnos: suele buscar alimento durante el día, sobretodo por las mañanas. Es muy social y forma pequeños grupos familiares de 3 ó 4 ejemplares, aunque se han dado casos de hasta 20 individuos. Se comunican entre sí por fuertes chillidos y graznidos a la hora de buscar alimento o alertar de una amenaza.

Hábitat y distribución
El guacamayo rojo habita en selvas medianas subcaducifolias, selvas tropicales de tierras bajas y sabanas, tanto en zonas montañosas como cercanas a las costas de los océanos Pacífico y Atlántico. También habitan en porciones remotas de bosques húmedos y bosques en galería, buscando preferiblemente los climas tórridos y desplazándose según las estaciones debido a la disponibilidad de alimentos. En cualquier caso, frecuenta el dosel arbóreo, que es la parte más alta de la selva y, por lo tanto, la más iluminada. Allí acostumbra a posarse para alimentarse y establecer dormideros comunales. Además, al permanecer en las copas de los árboles más altos le facilita realizar los grandes vuelos que le caracterizan. Estas actividades suelen realizarlas en grupos, pues viven normalmente en parejas o conjuntos familiares de 3 a 4 ejemplares, aunque pueden llegar a formar colonias de entre 25 y 50 individuos. Por lo general, se mantienen cerca de los ríos tropicales, ya que requieren de extensas zonas que permanezcan verdes todo el año para cubrir sus necesidades alimenticias. En cuanto a la altitud, habitan por debajo de los 240 metros sobre el nivel del mar en México, llegan hasta los 1100 metros sobre el nivel del mar en Honduras, los 1500 en Costa Rica y de 400 a 500 metros en Colombia y Venezuela.

Se distribuye desde el sureste de México hasta el norte del estado de Mato Grosso, en Brasil, pasando por América Central y la región del Amazonas. Históricamente, su distribución en México abarcaba los estados de Tamaulipas, Veracruz, Oaxaca, Campeche, Tabasco y Chiapas, pero a partir del siglo XIX su ranfo disminuyó hasta restringirse a dos poblaciones aisladas, una en la selva Lacandona en Chiapas y la otra en la selva de los Chimalapas en Oaxaca. Esta reducción se debió principalmente a la destrucción de su hábitat y al comercio ilegal de la especie.

En Costa Rica, el guacamayo rojo era común tanto en la región del Pacífico como en la del Caribe hasta el siglo pasado, pero ahora casi no existe en el lado del Caribe y sus principales poblaciones persisten en los parques nacionales Corcovado y Carara, así como en el Área de Conservación Guanacaste. También cuenta con poblaciones aisladas en el Parque Nacional Palo Verdey y el Parque Internacional La Amistad.

En Panamá, por su parte, también enfrenta graves problemas por la desaparición de su hábitat y el tráfico ilegal, pero la población más grande de esta especie sobrevive en el Parque Nacional Coiba. También se le encuentra en la península de Azuero. 

En Nicaragua, se extendía originalmente tanto en la región del Atlántico, como la del Pacífico, así como la Central y cerca de los lagos Nicaragua y Xolotlán, pero su población empezó a declinar en el siglo XX y ahora se reduce principalmente a lugares como la Reserva de Bosawás, la península de Chiltepe y las cuencas de algunos ríos como el Indio y el Maíz (Reserva Biológica Indio Maíz), además del San Juan. Dichos ríos son parte fundamental del corredor biológico El Castillo San Juan - La Selva, que es binacional entre El Salvador y Costa Rica, y que es trascendental para la conservación de esta y otras especies amenazadas.

En Bolivia habita en los departamentos de Beni, Cochamba, la Paz, Pando y Santa Cruz. 

En Colombia, por su parte, vive en los valles bajos de los ríos Cauca y Magdalena y las regiones de la Orinoquía y la Amazonia.

Se cree que la población más grande conocida de guacamayos rojos en estado natural es la que frecuencia un grupo de cinco lamederos de arcilla de Perú. Estos lamederos son numerosos a lo largo de la cuenca del Amazonas y son un buen lugar para observar a esta y otras especies de aves selváticas. Sin embargo, la mayor cantidad de especímenes en cautiverio en todo México y Centroamérica es la que habita en el parque Xcaret en Quintana Roo, México, con alrededor de 950 individuos.

Reproducción
Son animales monógamos que se emparejan de por vida a partir de los cuatro años de edad. Estas parejas son muy estables y, dentro del mismo vuelo, se pueden observar en la bandada que las aves emparejadas vuelan muy juntas entre ellas. En la época de cortejo, el macho realiza reverencias, dobla sus patas, proyecta las alas sobre el suelo, se le dilatan las pupilas y se le enervan las plumas de la cabeza. El hecho de que el plumaje del macho sea colorido también ayuda a impresionar a la hembra. Tras la conquista, demuestran su emparejamiento frotando los picos, acicalándose y compartiendo el alimento.

Los padres aprovechan cavidades hechas por otras aves, como los pájaros carpinteros, u otros huecos formados naturalmente en árboles de madera suave como la ceiba y el guapuruyú, a una altura del suelo que puede ir desde los 7 hasta los 25 metros. Generalmente seleccionan los huecos que están a mayor altura. No suele haber nidos de otras parejas en un radio de al menos 3 kilómetros, por lo que se reducen las relaciones competitivas entre ellas, aunque sí deben hacerlo con otras especies que los aprecian, como iguanas, tucanes, loros, abejas y avispas, por lo que la pareja debe defender el nido constantemente.

El periodo de reproducción se lleva a cabo de Noviembre a Mayo. La hembra pone entre uno a cuatro huevos y estos son blancos, esféricos y algo brillantes. Estos serán incubados durante 25 días de media. Al ser puestos con varios días de separación, el polluelo que nace primero aventaja a los demás en tamaño, por lo que los menores suelen morir de hambre. Siendo aves altriciales, nacen con los ojos cerrados y totalmente desplumados, su pico es claro y sus uñas débiles, pesan alrededor de 25 gramos y la longitud de las alas apenas sobrepasa los 18 milímetros. Ambos parentales se encargan del cuidado de las crías, ofreciéndoles vegetales regurgitados y parcialmente digeridos como alimento. Tardan de 40 a 50 días en alcanzar su tamaño máximo y empiezan a moverse fuera del nido a los 65 o 75 días de edad. Los padres criarán a los polluelos durante 105 días.

Se podría decir a grandes rasos que los individuos de esta especie pasan por cinco etapas de crecimiento: 

  • La primera cubre las primeras 10 semanas a partir del nacimiento. Su desarrollo durante este tiempo es acelerado, principalmente porque se produce la osificación y el crecimiento de los huesos. Durante las primeras seis semanas este proceso ocurre en las patas y el pico y finalmente en las alas.
  • A partir de este punto, entre las 10 y las 16 semanas de edad, ocurre la segunda etapa de crecimiento, cuando el individuo es capaz de realizar sus primeros vuelos. Aquí, la maduración principal es la que experimentan las plumas, pues ya han salido todas pero no han alcanzado su tamaño máximo.
  • La tercera etapa de crecimiento se empalma con la segunda e implica el destete. La cría comienza a independizarse de sus padres, perfeccionar la técnica de vuelo y la búsqueda de alimento. 
  • Entre los 6 y los 12 meses de edad se produce la cuarta etapa, cuando termina su desarrollo óseo. El final de esta etapa marca la separación de los padres y la plena independencia. 
  • Sin embargo, todavía existe una quinta y última etapa de crecimiento que abarca desde el año de edad hasta los tres. Durante estos, el individuo no ha alcanzado la madurez sexual y, por lo tanto, no puede reproducirse. Una vez alcanzada, se puede decir que el guacamayo ya ha llegado a la etapa adulta.
Estando fuera del nido, los jóvenes aprenden de los padres todo lo indispensable, incluyendo cómo alimentarse, pues no todos los árboles dan fruto en la misma época y deben reconocer las rutas por las cuales pueden realizar sus recorridos a la hora de encontrar el alimento. Otro aspecto importante es la socialización, pues es una especie que acostumbra a reunirse en grandes grupos para jugar, acicalarse, luchar o dormir juntos.

Los últimos censos realizados muestran que cada año menos del 20% de la población de guacamayos rojos se reproduce. Además, el porcentaje de éxito de anidación de la especie es algo menor del 50%. Los individuos de esta especie llegan a vivir de promedio los 30 años, aunque en estado salvaje suelen ser 15 debido a las dificultades que supone sobrevivir en su entorno. Estando en cautiverio, pueden alcanzar hasta los 100 años.

Alimentación
El guacamayo rojo puede adaptarse a una amplia variedad de alimentos, aunque es predominantemente granívora. Las semillas representan tres cuartas partes de su dieta, mientras que las frutas sólo representan el 6%. También se alimentan de nueces, néctar, insectos (incluyendo larvas), flores o incluso otras partes de las plantas como las hojas y el tallo. Dado que su pico es fuerte, puede abrir  y alimentarse de semillas que otros animales no pueden. 

Debido a sus necesidades alimenticias, realizan constantes desplazamientos entre los territorios cercanos que pueden llegar a alcanzar los 15 kilómetros o más entre las zonas que habitan y aquellas de forrajeo durante el día. Durante las migraciones estacionales pueden llegar a viajar más de 100 kilómetros, dependiendo de la variación de los recursos alimenticios.

Un alimento en particular que consumen son las semillas de ceiba amarilla, que son notables por ser tóxicas para los seres humanos. Consumir fruta inmadura implica un problema similar, ya que contiene sustancias químicas como los taninos, difíciles de digerir. Para contrarrestar estos efectos negativos, es común que los guacamayos rojos, como otras especies de guacamayos y loros, es común que acudan a los denominados lamederos, barrancas de las cuencas de ríos donde pueden consumir arcilla o barro que neutralicen las toxinas de sus alimentos. Al igual que los demás loros, son mayoritariamente zurdos, por lo que utilizan la pata izquierda para manipular la comida.

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