Clase: Aves
Orden: Ciconiiformes
Familia: Ciconiidae
Género: Ciconia
Especie: Ciconia ciconia
Nombre común: Cigüeña blanca
Estado de conservación (UICN): Preocupación menor (LC)
La cigüeña blanca es una especie de ave Ciconiiforme de gran tamaño perteneciente a la familia Ciconiidae.
Descripción
Su plumaje es mayoritariamente de color blanco con algo de negro en las alas y los adultos poseen el pico y las patas de color rojo, mientras que los juveniles tienen el pico negro. Estas extremidades son largas y delgadas y el pico, de 14 a 19 centímetros, es es puntiagudo y alargado, ya que lo emplea para rebuscar en lodazales, capturar peces, insectos e incluso pequeños reptiles. Los adultos miden un promedio de 100 a 115 centímetros, desde la punta del pico hasta el final de la cola, sus alas pueden llegar a tener una envergadura de entre 155 y 215 centímetros y su peso puede alcanzar los 2.3 a 4.5 kilogramos.
Comportamiento
Se alimenta en campos y lugares abiertos, donde hay humedad y mucha vida animal. En otoño, las cigüeñas europeas vuelan en bandadas en dirección sur, hacia África, y en primavera suelen volver al nido que dejaron seis meses atrás. Es habitual que se sirvan del mismo nido durante muchos años.
Las cigüeñas emiten un característico sonido rítmico con repetidos golpeteos del pico por el cual se comunican entre ellas y que se denomina como crotorar. En los inicios de la primavera o finales del invierno, inician el cortejo previo con el crotoreo y la danza característica, mediante la cual tuercen el cuello desde abajo hacia la dirección de la cola.
Hábitat y distribución
Las dos subespecies, que son ligeramente diferentes en tamaño, se aparean en Europa (al norte de Finlandia), el noreste y sur de África y el sudeste de Asia (especialmente Kazajistán).
La cigüeña blanca es un ave migratoria de grandes distancias. En África inverna desde la zona subsahariana hacia el sur, e incluso en el subcontinente indio y zonas de la península arábiga. Al migrar entre Europa y África evita cruzar el mar Mediterráneo, por lo que realiza un desvío por el levante mediterráneo en oriente o por el Estrecho de Gibraltar en occidente, debido a que las columnas térmicas que necesita para volar no se forman sobre el agua.
Alimentación
Al ser un ave carnívora, la cigüeña blanca se alimenta de una gran variedad de animales, incluyendo insectos, peces, reptiles y pequeños mamíferos y aves. La mayor parte de su comida la consigue desde el suelo, en zonas de baja vegetación o en fuentes de agua de poca profundidad.
Reproducción
Es un reproductor monógamo, aunque no se empareja para toda la vida.
Los dos miembros de la pareja construyen un nido de gran tamaño que puede ser utilizado durante varios años o bien reutilizan el que usaron el año anterior. El macho suele llegar antes que la hembra al nido, y lo primero que hacen es reconstruirlo. El nido se construye en lo alto de torres y en las iglesias. Son plataformas de ramajes que pueden alcanzar los 2 metros de diámetro. Cada año, la hembra pone alrededor de cuatro huevos que eclosionan de manera asíncrona 33 ó 34 días después de haber sido puestos. Ambos adultos hacen turnos para incubar los huevos y deben alimentar a los polluelos. Las crías dejan los nidos después de 58 a 64 días después de haber nacido y después deben continuar siendo alimentados por los adultos durante 7 a 20 días más.
Estado de conservación y amenazas
La cigüeña fue catalogada como una especie en "estado de preocupación menor (LC)" por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). La población actual se estima en 230.000 parejas, por lo que a nivel mundial no se considera amenazada, aunque en algunos países y regiones su número es escaso, como en Europa Oriental, sobre todo por el desecamiento de terrenos pantanosos, tierras húmedas y el uso de insecticidas.
Se benefició durante la Edad Media con ciertas actividades humanas, como la limpieza de los bosques, pero los cambios en los cultivos y la industrialización hicieron declinar su población e incluso hacerla desaparecer de algunos lugares de Europa durante los siglos XIX y XX. Algunos programas de conservación en Europa hicieron que la cigüeña blanca volviese a reproducirse en los Países Bajos, Bélgica, Suiza, Suecia y Portugal. Tiene pocos depredadores naturales, pero acoge a varios tipos de parásitos: en su plumaje pueden habitar piojos y ácaros y, en su nido, varios tipos de Mesostigmatas.
Cultura
Este ave ha dado origen a muchas leyendas e historias a lo largo de su área de distribución, de las cuales la más conocida es la historia de que los bebés son traídos por ellas.
En la cultura occidental, la cigüeña es un símbolo de maternidad. En la época victoriana, los detalles de la reproducción humana eran difíciles de enfocar, sobre todo a la pregunta infantil de "¿De dónde vengo?", realizada por niños pequeños. "La cigüeña te trajo" fue la táctica utilizada por los padres para evitar la discusión de temas de sexo. Esta costumbre se deriva de una antigua superstición popular, que planteaba que las cigüeñas eran precursores de la felicidad y prosperidad y, posiblemente, de la costumbre de algunas cigüeñas de anidar en la cima de las chimeneas, por donde resulta fácil imaginar que la cigüeña dejaría caer al bebé. La imagen de una cigüeña con un bebé envuelto en una eslinga en su pico es común en la cultura popular. La función folclórica de la cigüeña como una portadora de bebés, buena suerte, y prosperidad podrían ser originarios de los Países Bajos, en norte de Alemania o de Polonia donde es común su aparición en cuentos para niños.
Los pequeños parches de color rosa o rojizo que a menudo se encuentran en un niño recién nacido en los párpados, entre los ojos, en el labio superior, y en la nuca, a veces son llamados todavía "mordeduras de cigüeña". Aunque en realidad son grupos de desarrollo de venas que se desvanecen pronto con frecuencia.
Es el símbolo de la comunidad autónoma de Extremadura, región del suroeste de España, en donde esta ave tiene una de sus mayores colonias.
Observación de esta especie
La mejor época para observar el vuelo de las cigüeñas comienza en la primera quincena de Febrero y llega hasta finales de verano, momento en el que comienzan a planificar la nueva migración.
Para ello, se reúnen en las praderas, desde donde se alzan en círculos cada vez más altos, aunque, por la noche, vuelven a sus nidos. Con los primeros síntomas del invierno se marchan definitivamente, en bandadas fáciles de ver durante el día a gran altura aunque sin mantener ningún orden determinado.
En la actualidad estas aves están cambiando sus hábitos migratorios, quedándose en la zona de nidificación. Por ejemplo, en Lérida (España) y sus comarcas habitan colonias de estas aves que llegan a nidificar en antenas, grúas y edificios varios.
Se desplazan durante el día a tierras húmedas, en las que encuentran alimento, y regresan al atardecer en grupos hasta su posición nocturna.
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